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20 de abril de 2020

En FUBAR, la serie de Arnold Schwarzenegger en Netflix, el último héroe de acción termina hundido por toda una vida de mentiras

Dolores Graña
Dolores Graña

Editora Jefe de Espectáculos

LA NACION

Una de las primeras escenas de FUBAR, la serie de ocho episodios disponible desde hoy, en Netflix muestra su protagonista, Arnold Schwarzenegger, en su elemento. Al encender un cigarro su personaje, el agente encubierto de la CIA Luke Brunner, prende fuego un contenedor de basura y la distracción que causa le permite subirse a una moto para completar la misión secreta del día. Clásico de Arnold, el último gran héroe de acción. Sin embargo, lo que sucede a medida que el capítulo se concentra en otros aspectos de la vida de Brunner se parece más a una comedia familiar que a las adrenalínicas y violentas películas que la estrella austríaca filmó en Hollywood durante décadas.

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Arnold Schwarzenegger es Luke Brunner en FUBAR

Prensa Netflix

La ficción cuyo título es un acrónimo en inglés del término de uso militar “Fucked Up Beyond Recognition” (”arruinado más allá de cualquier tipo de arreglo”, en castellano), aprovecha las habilidades de su protagonista y productor para la acción del mismo modo que se apoya en su experiencia en la comedia. Esa combinación que probó ser inmensamente efectiva en la película Mentiras verdaderas inspiró al guionista y productor Nick Santorini (Reacher) para crear la serie que marca el debut televisivo de Schwarzenegger. De hecho, la trama de la serie tiene más de un punto en común con la del film dirigido por James Cameron en 1994. La premisa inicial es prácticamente la misma: en la película un agente de la CIA le esconde a su esposa e hijos que lo es hasta que sus mentiras empiezan a acumularse y a complicarle la vida profesional tanto como la familiar. En la serie, lo que desbarata la fachada del héroe es el descubrimiento de que su hija Emma (Monica Barbaro), lleva años haciendo lo mismo que él.

Segunda imagen

Cinco razones para ver High Desert, una comedia negra creada para el lucimiento de Patricia Arquette

“Esto suena como uno de esos proyectos locos que intentas entre un tratamiento de rehabilitación y el siguiente”, le dice a Peggy su hermana menor, harta de solventar cada uno de sus planes fallidos. Y algo de esa locura inherente al personaje se derrama en toda High Desert, la nueva serie de Apple TV+ que existe en el punto de encuentro entre un relato de Hunter S. Thompson y una película de los hermanos Coen con una pizca de los films de Thomas Anderson. Eso si el famoso periodista hubiese estado interesado en contar la historia de una mujer de mediana edad acostumbrada a vivir en el abismo y Anderson o los hermanos Coen hubiesen tenido la genial idea de contratar a Patricia Arquette como una de sus protagonistas.

Tercer imagen

Patricia Arquette en High Desert

  • Elenco. En el momento en que Peggy aparece colgada de un candelabro, vestida como una cantinera del Viejo Oeste, no quedan dudas de que la serie está diseñada para que su protagonista se divierta y se luzca con el personaje que le escribieron para ella. El rango de emociones que Arquette es capaz de desplegar cada vez que aparece en pantalla es tan notable como su capacidad de mantener siempre presente que High Desert es una comedia negra, sí, pero comedia al fin. Y para no perder el tono se apoya en un elenco que la acompaña en cada paso en falso que su personaje da con total y delirante confianza.
  • La producción. Creada por un trío de guionistas, Nancy Fichman, Katie Ford, and Jennifer Hoppe, con larga experiencia en escribir historias protagonizadas por mujeres que desafían las convenciones (como las protagonistas de sus anteriores trabajos, Grace & Frankie, Damages y Nurse Jackie, por nombrar a sus trabajos más destacados), la serie acumula géneros del mismo modo en que Peggy acumula pastillas. Aunque con mejores resultados, claro.
  • El lugar. En estos tiempos de historias producidas frente a una pantalla verde o el equivalente moderno de las escenografías de cartón pintado que Hollywood utilizó desde sus inicios, cuando una historia incluye al paisaje natural como parte esencial de su relato, algo mágico ocurre en pantalla. A contramano de esos films y ciclos televisivos carentes de personalidad ni ubicación territorial, High Desert rebosa de ambas.

Ama de casa desesperada: por qué ver Amor y muerte, una miniserie basada en un crimen real que obsesionó a la TV norteamericana

  1. Elizabeth Olsen. Aunque la mayoría de los espectadores reconozcan a Olsen como la poderosa hechicera Wanda de la saga de superhéroes de Marvel, lo cierto es que la actriz de 34 años construyó su notable carrera en el cine independiente norteamericano en películas como Martha Marcy May Marlene y Viento salvaje. En esa misma línea de intensidad está su interpretación de Candy, un papel repleto de matices y opacidades que el guion no siempre elige esclarecer. Olsen hace de la pretendida normalidad de su personaje un espejo repleto de fisuras.
  2. David E. Kelley. Uno de los guionistas y showrunners más reconocidos de la TV norteamericana, en los últimos años el creador dejó de lado su interés por la comedia y los dramas de abogados que lo hicieron famoso a través de series como Ally Mcbeal, Los practicantes y Boston Legal para adentrarse en historias que bucean en las profundidades más oscuras de la experiencia humana. Así, hay una línea directa entre el relato de Big Little Lies, el suceso que creó para HBO protagonizado por Reese Witherspoon y Nicole Kidman-quien aquí aparece como productora- y Amor y muerte.
  3. El atractivo de los crímenes “de la vida real”. El creciente interés de los espectadores por el género que en inglés se denomina true crime -es decir, relatos pormenorizados de llamativos crímenes reales- alcanzó su pico durante la pandemia, a través de series documentales producidas por las plataformas de streaming pero también de aquellas ficciones que tomaron historias verdaderas como punto de partida para sus narraciones. En el caso del crimen ocurrido en Texas, la historia le resultó tan fascinante a los realizadores de Hollywood que en los últimos dos años fueron dos las miniseries que recrearon aquel crimen ocurrido hace más de cuarenta años.
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